martes, 15 de julio de 2008

¿Cómo no?

Siempre me he considerado, y me considero aún una persona con tendencias
políticas de izquierda. Por eso no es extrañarse que la mayor parte de
la gente que me conoce, bromeando o no, me diga 'guerrillo' o 'capucho'
o similares. Y es que en un país como Colombia, la izquierda y su imagen
entre el pueblo está gravemente amenazada por un fenómeno con el que
llevamos casi medio siglo (si no más): las guerrillas. En su momento,
las guerrillas nacieron como un aparato defensivo del campesinado contra
las atrocidades que cometía el gobierno. Para defender los derechos,
bla, bla bla... Pero su rumbo cambió. Ya no son lo que solían ser. Y no
es que el gobierno haya dejado de cometer atrocidades (sólo que ahora a
las cosas malas las llaman 'parapolítica'), sino que la cura salió peor
que la enfermedad. No por nada esta semana que pasó salió Castro (sí,
ojo, FIDEL CASTRO) regañando a las FARC.

Ahora yo me pregunto, ¿cómo no creer que el presidente Uribe tiene
vínculos con los paramilitares, con todas las evidencias que la
oposición y la coalición de gobierno han presentado al respecto?. ¿Cómo
no creer que éstos vínculos son fuertes, teniendo en cuenta todos los
funcionarios públicos que han caído por el escándalo de la parapolítica,
cercanos ideológicamente con el presidente Uribe? ¿Cómo no creer que el
proceso de desmovilización de las autodefensas es un farsa, si está
comprobado que las mismas estructuras organizacionales que estaban
cuando 'estaban delinquiendo' se vienen a las ciudades, sin contar con
el aumento de la violencia en las calles? ¿Cómo no ser un poco
perspicaces y creer que gran parte de la buena popularidad con la que
goza el presidente Uribe de debe a la inusual campaña mediática, apoyada
por el gobierno, que ha sido llevada a cabo desde el principio de su
mandato? ¿Cómo no aceptar que al querido presidente se le está yendo la
mano un poquito, con todo el escándalo de lo de la corte, la
yidis-política, y el presidente retando a la suprema, como si se tratase
de un juzgado de pueblo (y ni siquiera)? ¿Cómo es posible creer (y en
eso si le doy toda la razón al Chávez, Correa, Ortega -por más que me
pese...-) que de los computadores de Raúl Reyes saliera toda esa
información explosiva (como lo dije en algún posta anterior), justo
cuando empezaban las tormentas en el vecindario (al diablo con la
soberanía)?

Por otro lado, ¿cómo no apoyar al presidente Uribe, si desde antes se
sabía que la única manera de hacerle frente a las guerrillas era con la
lucha frontal, y es precisamente eso lo que él está haciendo? ¿Cómo no
odiar a las guerrillas (y en especial a las FARC), sabiendo todo el daño
que le han hecho a este país? ¿Cómo no apoyar al presidente, si es
apenas obvio que para que una política triunfe, se necesita de un
mandato fuerte, pero sobre todo, de tiempo? ¿Cómo lo querer al
presidente, si ha logrado que la gente pueda viajar por las carreteras
de forma más segura (o al menos de forma aparentemente más segura)?
¿Como no dar una buena calificación al gobierno, si ha logrado que los
indicadores económicos suban y suban por seis años consecutivos? ¿Cómo
no querer al gobierno, si ahora Colombia esta más en miras de la
comunidad internacional que nunca, y no sólo por ser fabricante de
polvo? Y por último, pero no menos importante, ¿cómo no querer al
presidente, si es uno de lo personajes más apoyados y de mayor
popularidad en los medios (aunque no necesariamente de forma legítima)?

Los hechos hablan, y siendo sinceros, del pueblo colombiano, ¿a quién le
importan los problemas con la corte?

Reflexión: ¿será que el presidente Uribe se está pasando al lado bueno?
Ahí les dejo la hormiguilla.

Saludos.

1 comentario:

  1. ¿vos creés? y ¿qué con los asesinatos del ejército y los paramilitares? De acuerdo al 100% con lo de las Farc... esos no son de izquierda, ni sé de dónde son... pero Uribe ¿del lado bueno? Hmmm aunque quisiera que fuera así, por el bien de tu país, creo que es demasiado simplista pensar eso... Saludos.

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